No le entiendo...

Published by Shushyma under on 8/07/2009 01:37:00 a. m.


Primero quiero dar las gracias por el apoyo que estoy recibiendo estos días, y desde aquí, os mando millones de besos a cada uno.


Llevo una semana tristona y me está durando este dolo. Le he dado mil vueltas a la cabeza y…


No paro de pensar en cómo nos conocimos, en cómo me mintió y le perdoné, aunque luego nos hemos reído muchas veces por aquel hecho. Pienso en cómo fue evolucionando nuestra relación de amistad, en todo lo que vivimos (o mejor dicho, en todo lo que viví), por todo lo que hice por él y lo que él hizo por mí. Rememoré muchísimas conversaciones que tuvimos, frases sueltas. Recuerdo risas, discusiones, caricias, besos, abrazos… El compartir cosas también. Ahora solo puedo darle las gracias por haber tenido la oportunidad de conocerle y de quererle muchísimo.


Lo más triste es que a día de hoy, me da la sensación de que voy por la ciudad como un alma en pena. Tengo la mirada perdida, sin fijarme en un punto en concreto no veo nada, simplemente a él, su cara, su sonrisa. Se me llenan los ojos de lágrimas, a parte de que es por todo lo que siento por él, lloro también cuando me doy cuenta de cómo estamos estropeando todo, tiramos por la borda todos estos años que nos unió la amistad. Incluso por todo lo que dije en este blog durante estos meses… Leo y releo todos los post que escribí sobre él, todos los días.


Llevaba muchos días planeando una sorpresa para él, pero creo que no se la puedo dar y a lo mejor le iba a hacer mucha ilusión al igual que a mí. Pero no lo voy a saber nunca. Todo este tiempo que anduve ahorrando dinero, lo tendré que invertir en otra cosa.


Duele pensar: “Joder… Después de estar pendiente de él, de aconsejarle por su bien, de apoyarle, de animarle a hacer cosas, a conocer gente nueva, de hacer hasta lo imposible para sacarle una sonrisa ¿Me hace esto?”


Dolerá siempre, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos (Amén), aunque muchos me digan que existe una línea muy estrecha entre el amor y la amistad, y que a veces el hecho de cruzar esa línea, es peor que quedarse sólo como amigos. Pero no me importa, porque sé que él estará bien, con o sin mí. Es lo único que me consuela…


Una semana, por no decir tres… Intentando entenderle sus reacciones, que no se preocupase por mi ignorándome y acabo de descubrir que aunque no me hable, sé que me lee por aquí. No lo entiendo… ¿Por qué?


Resulta que no puedo llegar a comprender por qué se esconde de mí ahora… Quiero, pero no logro entender cómo es posible que un día me cuente una cosa y que a los cinco días posteriores me diga otra versión, que para colmo no me lo dice a la cara, sino a través de una notita, para que cuando yo llegase, lo viera…


En tan poco tiempo consiguió volverme loca con sus comentarios, y el no entender, aún más, su reacción. Él me hace confundir bastante las cosas…


Por eso, me gustaría pedirle un gran favor, aunque sea la última cosa que haga por mí. Quiero pedirle que recuerde la gran conversación, palabra por palabra muy despacio (si tiene lagunas, le ayudaré a recordar), le pido que se ponga en mi lugar, que entre línea y línea, lo vaya interpretando y diga qué es lo que hubiera pensado él, si fuese al revés.


Que me diga si yo estaba equivocada por pensar así, por interpretar mal lo que él textualmente dijo.


Después, daré el tema por zanjado y le dejaré en paz, si es que tanto le molesto y dificulto su vida. No quiero hacer la vida imposible a nadie.


Si en verdad estuviese equivocada ¿Por qué no se defendió? ¿Por qué no reunió todo el valor y las santas narices de frenarme, plantarme y decirme lo que me tenía que decir?


Por más que lo piense, sigo sin entenderle…


Es curioso ver como no es capaz de enfrentarse a mí, a defender su verdad, su versión definitiva, pero lo hace a “escondidas”, dejándome mensajes o notitas sin poder responderle al instante.


Creo que en esta historia no hay personajes buenos ni malos. Sino que somos dos personas, que por lo visto, definimos nuestros sentimientos de distinta manera, sin embargo, cuando a mi me importa y quiero a una persona, sólo tengo cabeza, corazón y ojitos para él, y las demás personas no existen para mí en el terreno sentimental. Me centro por la persona que quiero estar y no hay más historia. Eso es lo que siento yo ahora…


Ahora mismo, siento que él crea que le haya insultado por las cosas buenas que me ofreció, porque no es verdad. Se lo agradeceré siempre por eso. Al parecer, no entiende que le insulté por las cosas malas que él supuestamente me dijo que hizo. O lo que yo interpreté que él mismo dijo.


Da igual…


En realidad, la historia que tan mal le pareció, es la conversación que mantuvimos, pero interpretada por mí, tal como yo lo veía.


Siento de corazón este pequeño o gran malentendido, según como se mire… Esto me recuerda los seis meses que me costaron sin saber nada de él. A diferencia de aquel malentendido, me dolió porque era mi amigo, y en esta vez, me duele mucho más y lo paso mal porque no es lo mismo. Además, sufro cuando en mi cabeza no para de resonar una frase: “Te quise, te quiero y te querré siempre. De esto no lo pondré en duda nunca.”


Para todos aquellos que me conocéis, sabéis que doy infinitas oportunidades, basta con hablar las cosas, buscar dónde nos hemos equivocado, rectificar a tiempo y volver a empezar de nuevo. No hace falta que ponga un cartel que diga “te regalo una segunda oportunidad”, es sólo buscarme si de verdad me queréis recuperar. Incluso podría soportar escuchar “créete lo que quieras, que yo no te lo puedo demostrar”.


Para terminar, me gustaría hacerle saber, si no nos volveremos a hablar, que le deseo como siempre toda la suerte del mundo y que sea realmente feliz. Espero que él sepa que le recordaré como aquel chico que mimé.


¡Hasta siempre!