La sorpresa

Published by Shushyma under on 5/26/2009 04:25:00 p. m.


Las cortinas corridas, las luces apagadas, sola en casa. Acurrucada en el sofá, viendo una película cualquiera, con un bol de palomitas a mi lado. Un momento ideal para disfrutar de un par de horas en soledad.


De pronto sonó el timbre… ¿Quién podría ser a esas horas? Miré por la mirilla y sólo veía un hombre de espaldas. Decidí abrir la puerta para averiguar qué quería. Cuando se giró, me quedé estupefacta, no me podía creer lo que estaba viendo… Eras tú, sonriéndome con una rosa azul. No era capaz de articular ni una sola palabra, solo me limité a abalanzarme sobre ti y darte un fuerte abrazo y un gran beso, ese beso que parecía recuperar todo este tiempo que yo no pude besarte…


- ¿Me vas a dejar aquí toda la noche?... ¿Puedo pasar?


¡¡Pues claro que sí!! Mientras te acomodabas en mi casa, puse la rosa en agua. Después volví a estar frente de ti, sin saber muy bien qué paso dar a continuación.


- ¿Estas sola?

- No…

- ¿Cómo? ¿Hay alguien contigo?

- No. No estoy sola, estoy contigo.


Me echaste un visual de arriba abajo, me sentí un poco intimada por tu forma de mirarme. Te fuiste acercando... Notaba que el ambiente era cada vez más cálido. Clavaste tu mirada en la mía, esa mirada estaba llena de deseo, ardía…


Me acariciaste la cara. Cerré los ojos para sentir ese contacto, sentí tus labios sobre los míos… Al principio fueron besos tiernos, besos amigables, que poco a poco se convirtieron en besos apasionados, sensuales, me mordías con dulzura.


- Me gusta tu vestido… Es sensual…


Pero algo me decía que te incordiaba, querías quitármelo como sea, me desnudabas con la mirada. Te sonreí.


Me cogiste por la cintura, choqué contigo y me alzaste, en brazos me llevaste a mi habitación. Me sorprendió que acertaras cuál era mi cuarto, cuando nunca estuviste en él.


- Te deseo. Te ansío tanto…

- Y yo a ti…


Te dije entre susurros al oído. Una vez que me dejaste ponerme en pie, me cogiste por el cuello, tu mano fue bajando, palpando cada centímetro de mi pecho. Apretaste una… Luego la otra…


Me cogiste por el brazo e hiciste que me diera la vuelta con brusquedad, como si jugáramos al juego de dominador y dominada.



Con una mano me sujetaste mi vientre mientras que con la otra me acariciabas, moví la cabeza y por el rabillo del ojo vigilaba lo que me hacías… Apartaste mi melena al otro lado para saborear mi cuello y con pequeños mordiscos llegaste hasta el hombro. Logrando quitarme los tirantes del vestido. Tenía ya los pelos como escarpias… Respiré hondo…


Me cogiste de la mano y me hiciste apoyar sobre la pared. La otra mano que tenías sobre mi vientre bajó hasta el final de mi minivestido para levantarlo despacio, sentir como la tela dejaba de tocarme.


Con mi otra mano te agarré de los pelos, detrás de tu cabeza. Ya tenía los pezones erguidos, ya estaba preparada para tenerte dentro de mí y tú también lo estabas… Pero querías alargar ese momento para que el deseo fuera aún mayor.


Con el culo al aire, noté mejor la presión que había en tu zona… Nunca había visto esa habilidad de bajarse los pantalones en dos segundos, tan rápido…


Con tus dedos jugueteaste un poco las finas tiras de mi tanga hasta que se cayeron al suelo. Me manoseaste toda una vez más, palpaste mi zona prohibida.


Sentía como el clítoris se ponía rígido, se hinchaba… Esa sensación de pequeños pinchazos me ponía mala… Pedía a gritos que fuera acariciado, masajeado… Te diste cuenta y se oyó entre el silencio una risa pícara… Con tu dedo corazón, lo introdujiste dentro y solté un gemido de máxima excitación, lo estaba esperando…


Una vez medido mi estado de excitación, hiciste que me abriera un poco más las piernas y me incliné hacia delante, buscando la postura idónea… Y…


Llegó el gran momento, el fundirnos en uno solo… Me embestiste una y otra vez, un vaivén sincronizado, unas veces con suavidad y otras con fuerza, sentir que llegaba hasta el fondo.


- No pares… ¡Córrete!


Cada vez, el ritmo era más rápido, estábamos conectados, hasta que llegamos al mejor orgasmo de nuestra vida.


- Te echaba de menos…




2 Suspiros:

Juanjo Garcia dijo... @ 27 mayo, 2009 11:39

... mira por donde una tarde de solidad, viendo una película y con n bol de palomitas, paso a ser una tarde muy interesante y mucho mas amena.
Mira que son buenas las sorpresas de este modo, verdad??
Sobre todo como empezó, como debe ser con una rosa azul y una llegada inesperada.
Saludos

Shushyma dijo... @ 27 mayo, 2009 17:45

Sí, la pena... es que es un relato inventado... Si fuera real... Bufff Sería feliz!!

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